
Dos mil kilómetros lejos de casa
En Ciudad Juárez, cuando es verano, se puede intuir qué hora es sin ver un reloj. Ese día, el tanque de gas empezó a silbar para avisar que no tenía sombra, una adolescente corrió para moverlo. Mientras eso ocurría, María García se quitaba de forma tranquila un mandil rojo; sus manos estaban marcadas sobre la tela desgastada. Se sentó en la mesa de comensales ubicada dentro de un estacionamiento para hablar sobre su historia.
María, también conocida como ‘Doña Mary’ por el nombre que tiene su puesto de tacos, es una mujer indígena mixteca que tuvo que dejar su lugar de origen para buscar mejores oportunidades, o como ella dice “la mejor vida”. Más de dos mil kilómetros la separan de su viejo hogar, decidió venir hacia la frontera más lejana, la del norte. Dejó los paisajes verdosos de San Andrés Montaña (Silacayoápam, Oaxaca) para conocer el desierto industrial.
“Yo me salí a los 15 años de mi comunidad. Se supone que se viene uno a la ciudad para mejorar nuestras condiciones de vida a la que vivimos allá. A lo mejor… le da gracias uno a Ciudad Juárez”
La Sierra de Juárez tiene una herida, una carretera que hace años atravesó la cadena montañosa que conecta con la periferia poniente donde se localiza la Ampliación Plutarco Elías Calles, asentamiento de la comunidad mixteca de San Andrés Montaña. “Tenemos como 30 años o más aquí. Estamos más o menos como 40 familias, de 400 a 500 personas.”, explica María sobre su comunidad.
Al preguntarle cómo se conformó la colonia, María cuenta que había personas líderes que tenían la posesión de los terrenos y que posteriormente se los vendían, “empezaban a vivir ahí varias familias, no era una en un terreno, eran como diez en un terreno. Entonces es cuando ya empiezan a buscar aledaños, como no nos gusta vivir sin personas que conozcamos. La misma comunidad se va acercando a la colonia en donde hay una persona y ven que tienen oportunidad de vivir ahí, se van acercando a ese lugar y es cuando se forma esta colonia”, expresa María mientras ve cómo llegan clientes a su puesto.
Luego de recordar cómo fue el asentamiento de su comunidad en lo que ahora es su casa, ‘Doña Mary’ guarda silencio unos segundos, se queda pensativa y añade: “llegas aquí con ideas que… piensas que va a ser mucho más fácil la vida”. Sus palabras tenían la intención de preparar el terreno para hablar de uno de los problemas más dolorosos: la discriminación.
La comunidad frente a la discriminación
En su piel están tatuados los años de trabajo bajo el sol, acá los rayos perforan todas las capas cutáneas como si se tratara de alfileres. María dice que lxs habitantes de la colonia Ampliación Plutarco Elías Calles siempre han trabajado en los cruceros y en los puentes vendiendo tenates y alhajeros.

“Nos gusta trabajar en grupo porque siempre le tememos a la discriminación. […] Anteriormente te podían discriminar las propias autoridades y no podías hacer nada. Entonces en comunidad tenías un poquito más de seguridad, vivir todos juntos para tener seguridad”
Asentamiento de la comunidad mixteca San Andrés Montaña
En las avenidas más transitadas de la ciudad, el parpadeo de una luz amarilla que se torna rojiza es la señal para iniciar la coreografía contra la discriminación: “íbamos dos por este lado y al otro lado de la calle se iban otras dos personas; nos íbamos cuidando entre sí. Nos encontrábamos hasta la al final de la calle o a unas cuadras porque cuando nos veían los policías (en ese entonces eran campers) pues nos levantaban y nos llevaban a la cárcel de piedra. Decían: ‘india, qué haces aquí, regrésate a tu tierra’… Nos encerraban allá todo el día”. Mary cuenta que en la comunidad quedan cinco o seis personas que fueron detenidas, la mayoría son adultas mayores.
“Nos encerraban en la cárcel sin motivo, sin saber porqué […] tú no podías decir tus derechos. Era muy triste, muy triste. La mayoría de las señoras mayores no hablaban español”
La discriminación es uno de los factores que ha provocado la pérdida de la lengua materna en las personas que tienen que desplazarse de manera forzada hacia lugares como Ciudad Juárez. María cuenta que “varios padres han optado por no enseñarles el idioma por la discriminación porque cuando ellos van a la escuela y empiezan a hablar su idioma, lo primero que les dicen es “este indio”. Entonces prefieren protegerlos”.
Para Mary no ha habido una pérdida de la identidad, sin embargo, dice que se han tenido que adaptar. El uso de trajes tradicionales es algo que cambiaron para no ser discriminadxs. Sin embargo, cuenta que sí se utilizan en la colonia, el hogar donde tejen y hacen manualidades para la venta.
Una red para ser escuchadxs
María ha trabajado para su comunidad desde hace años, el español no es su primera lengua, pero la aprendió cuando llegó a esta ciudad. Las personas de su comunidad acuden a ella cuando el lenguaje es una barrera, también para expresarle las necesidades que hay en la colonia.
“A veces en los hospitales voy y traduzco a alguien de la comunidad o a quien sea que hable nuestro idioma. Lo hacemos gratuitamente porque pues nadie nos paga”, dice María, quien está registrada como representante de su comunidad en el Directorio de Comunidades Indígenas de Ciudad Juárez creado por la Comisión Estatal de Pueblos Indígenas (COEPI).

Mary es representante desde hace tres años, forma parte de la Red de Pueblos Indígenas en Juárez (RPIJ) conformada por varias personas que representan a diversas comunidades en el municipio. Ella cuenta que las motivaciones para participar de manera política son “las necesidades que hasta el momento no hemos podido solucionar. Hemos tenido muchos problemas, muchas dificultades que se nos presenta aquí en la ciudad, y pues… a veces nosotros, como una sola persona, no podemos, por eso nos gustó la idea de hacer la red de pueblos indígenas para que las decisiones que se tomen tengan más importancia y más poder”, narra con los ojos llenos de emoción. De acuerdo con Mary, la creación de la red implica el fortalecimiento de las comunidades indígenas asentadas en Ciudad Juárez, a la par es una esperanza para hacer cambios desde la participación política. Siguen enfrentando discriminación, pero ahora con una red de apoyo.